El 2020 es un año totalmente atípico para la humanidad. El ser humano que ha creído estar en la cúspide de su poder y ser “dueño absoluto” de todo cuanto existe, se ve confrontado súbitamente: la pandemia del covid – 19 asola el mundo y nuestras vidas se han trastocado por puro accidente. Al observar el caos en el que está sumido el mundo recuerdo una y otra vez la idea de la enseñanza de que “todo sucede” y así efectivamente, aunque parezca una pesadilla, está sucediendo.
Las bases de nuestras sociedades, de la sociedad mundial en
su conjunto, se han visto afectadas por la pandemia, el ritmo de la vida cotidiana
ha sido afectado en todas sus dimensiones. Desde la enseñanza se desarrolla con
mucha fuerza una idea que pudiera, a mi entender, servirnos para la auto
reflexión en un momento como este: el ser humano es un ser incompleto que, sin
embargo, puede acercarse a ser mejor a través del estudio de sí mismo.
Medito en este tiempo que vivimos y siento que está colmado
de grandes pruebas para el ser humano, en nuestro pasado conocido, quizás no
existe ningún otro hecho de esta naturaleza que afectara a la mayoría de los
seres humanos que están existiendo sobre la tierra; ¿Será entonces, este
inmenso reto, un llamado a la transformación de nuestro Ser?
Uno de los temas que se debaten con más fuerza en estos momentos es el cómo lidiar con la cuarentena, con el aislamiento, con la necesidad de estar y convivir con nosotros mismos. Esta sería, desde esta perspectiva una época en la que nos estamos viendo compelidos a buscarnos, re – pensarnos, a escuchar e ir a nuestro interior; reflexionar sobre quiénes somos y cuál es el propósito de la vida sobre la tierra, cual es además, (por supuesto) nuestro deber para con el planeta y con todos los seres vivos que lo habitan.
Un momento de crisis como este nos trae también grandes oportunidades porque se libera, ha dicho G.I.G, una gran cantidad de Conocimiento (que no es igual que información); pudiera ser una encrucijada para reorientar y transformar nuestras vidas. Muchos grupos para todo tipo de fines pueden estar a nuestro alcance: sin embargo la enseñanza de Cuarto Camino es una oportunidad para todos aquellos que tengamos estas inquietudes vitales, una invitación genuina desde el corazón para acercarnos, en solidaridad y respeto por todas las tradiciones, a dimensiones poco exploradas de la esencia humana, de la humanidad y de las leyes que las rigen – acercarnos más a nuestro Creador.
Gisela Morales Arandia
La Ceiba, La Habana, Cuba, Septiembre 2020
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